A las 17h del sábado la caravana se posicionó en L'Escala para llegar puntual a la extraordinaria cata de anchoas y poder recoger dorsal, bolsa del corredor, regalos, etc. con tiempo. Ni que decir tiene que me puse de anchoas por mi y por 4 más, y tomarme dos copas de vino acompañando que el organismo no dudo en reconocer que aquello no era agua, ...falta de costumbre!
Después la excursión de rigor por l'Escala era de obligado cumplimiento, y acercarse a presenciar las ruinas de Empúries mismo de lo mismo. Ya allí, disfrutando del entorno, me acordé de todos los amigos que habían abandonado el barco de la excursión. Mi conciencia estaba tranquila, intenté convencerlos con persuasión, pero si no se puede... pues no se puede!
La cena fue en el mismo plan, cogimos unas pizzas para llevar, posicionamos la furgoneta en lugar estrátegico (delante de unas buenas vistas junto al mar), desenfundamos los víveres que traíamos, despliego de medios: sillas, neveras, etc... y a cenar como un marqués!
Después de un "minipaseo" por l'Escala acompañado por un helado, ubiqué la furgo en un sitio algo retirado, con menos luz y ruidos, para poder descansar para el día siguiente que iba a ser duro!
Me llevé una grata sorpresa al despertarme y observar que había dormido bastante mejor de lo que esperaba y que mis 6 horitas de sueño no me las había quitado nadie. El día era extraordinario, sí sí, extraordinario de calor para ir a la playa, no para correr una maratón, jejeje...
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